Lugares de Interés

Iglesia de santa María Magdalena

En el centro de Cazalilla se encuentra su edificio más significativo, la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, que destaca tanto por su volumetría y altura como por la calidad de sus materiales constructivos y su belleza artística. Llama la atención especialmente la prestancia de su torre, asentada sobre un basamento pétreo, de planta cuadrada, con estilizados huecos de campanas con arco de medio punto, que se cierra con un chapitel piramidal, y cuya construcción debió acometerse a finales del siglo XVII.

Está compuesta por un alargado cuerpo en el que se abre un vano de moldura de oreja y, alineado con él, pero en la altura, un escudo episcopal. Una cornisa lo separa del campanario. En éste se abren huecos con arco de medio punto que descansan en impostas, que se prolongan a modo de listel por todo el perímetro. En el antepecho de un hueco se ha colocado un reloj de esfera. Un estrecho cuerpo recibe la cubierta. También tienen interés la fachada pintada a los pies de la iglesia y su portada.

Torre de Calígua

Pegada a la iglesia parroquial se conserva la denominada Torre de Calígula, un torreón semicircular del antiguo castillo. Este castillo alcanzó en época del Condestable Iranzo el nivel de segundo rango, jugó un papel importante al tomar partido, como Andújar, por el bando realista cuando en 1465 los enemigos del rey pusieron sitio a Jaén, y se hizo famoso cuando, seis años después, el alcaide Diego Frías detuvo y mandó encerrar en su torre a un rival del Condestable, don Fernando de Acuña, hijo del conde de Buendía y nada menos que sobrino del arzobispo de Toledo.

En realidad el castillo, de pequeñas dimensiones, lo formaba una torre cilíndrica con remate de parapeto almenado, tal como la dibujó Martín de Ximena Jurado. Una piedra de la torre superior parece que tenía una inscripción, probablemente árabe. De esta torre no ha quedado ni rastro en el pueblo. Sin embargo la cabecera de la iglesia presenta un cerramiento que podría corresponder a restos del castillo. Este sólido muro semicircular de mampostería pudo ser reaprovechado a partir de una torre redonda de grandes proporciones, hermana de las de los castillos de Rus y El Mármol, en tierras de Baeza.

Este torreón fue declarado Bien de Interés Cultural en 1985.

Otros Monumentos

El antiguo castillo de Cazalilla no fue el único de su término, ya que a unos cinco kilómetros se encontraba el castillo de María Martín o de Fuente Tétar, del que ya prácticamente ha desaparecido su torre del homenaje hecha de mampostería. Se conservan igualmente la Casa de la Inquisición, muy desvirtuada de su estado original, ya que sus piedras se encuentran encaladas totalmente; la Casa de la Carrillera, del siglo XVII; y la Casa del Pósito, hoy reconstruida por su actual dueño y el Pilar Viejo, reformado en 1950 como indica en su frontón. Puede tratarse de un pilar mucho más antiguo ya que se encuentra bastante por debajo del nivel del suelo actual. Se encuentra junto a una antigua vía pecuaria.

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Castillo de Fuentetétar

Descubre el Encanto Histórico de Fuentetétar: Un Castillo con Historia Milenaria

Sumérgete en el pasado medieval de Jaén explorando el Castillo de Fuentetétar, una joya rural que data de los siglos XII y XIII. Perchado majestuosamente en la cima de una elevada colina, este castillo, también conocido como Castillo de Fuentetéjar, despliega su esplendor a unos 17 km de Jaén, en el término municipal de la ciudad.

En la actualidad, este antiguo bastión ha experimentado transformaciones notables y sirve como un pintoresco cortijo. A pesar de los cambios, aún conserva vestigios fascinantes de su herencia, incluida una torre del homenaje que, aunque mayormente desaparecida, deja entrever su antigua grandeza. Parte de sus estancias ahora albergan cuadras para ganado caprino, entre otros usos, revelando la adaptación de este monumento a lo largo del tiempo.

La aldea circundante, Fuentetétar, tiene raíces que se remontan a la época de los Flavios (siglo I d.C.), floreciendo como una villa agrícola hasta la época bajoimperial. Testigo de diversas eras históricas, desde la dominación musulmana hasta las luchas durante el siglo XV, este enclave ha desempeñado un papel crucial en la historia de Jaén.

En el extremo oriental del cerro, se han descubierto restos cerámicos de época emiral, sugiriendo la posible existencia de estructuras defensivas en el pasado. Este lugar fue identificado con la fortaleza Qāmarat Ŷayŝ, mencionada por Ibn Hayyan en la lucha contra los sublevados en 895-896. La lealtad de esta fortaleza al Emirato cordobés la convirtió en un enclave estratégico.

Las estructuras que subsisten hoy en día datan de los siglos XII y XIII, aunque han experimentado modificaciones durante la era cristiana. Además, se han hallado notables concentraciones de cerámica de la época Islámica Almohade, añadiendo capas de riqueza histórica.

Fuentetétar, como nombre, aparece registrado por primera vez en 1311 como anexo a la parroquia de Mengíbar, indicando que aún no constituía una parroquia independiente. En 1378, el castillo fue donado a la Catedral de Jaén, comenzando un capítulo vinculado al obispado.

A lo largo del siglo XV, el castillo fue arrendado a prominentes figuras políticas de Jaén, como el regidor Pedro de Alfaro. Sin embargo, la región fue escenario de conflictos y saqueos durante la lucha por el trono en 1466.

Con la pacificación bajo los Reyes Católicos, el entorno de Fuentetétar experimentó cambios significativos. A medida que la fortaleza perdió su función militar, surgieron las primeras menciones de casas de labor y viviendas. A partir del siglo XVI, la transformación de la estructura se consolidó, adoptando la denominación de «cortijo».

Embárcate en un viaje por el tiempo explorando Fuentetétar, donde cada piedra cuenta una historia de resistencia, adaptación y evolución a lo largo de los siglos.

Castillo de María Martín

La Torre de María Martín: Huellas de Épocas Pasadas en Cazalilla

La majestuosa Torre de María Martín se alza sobre los cimientos de una antigua fortificación iberorromana, un testigo silencioso de la historia que abarca desde los tiempos antiguos hasta la época cristiana medieval.

Este imponente monumento fue construido sobre una fortificación que, tras ser probablemente abandonada en la época altoimperial, resurgió en la época bajoimperial tardía. Las capas de historia se revelan a través de la presencia de cerámicas islámicas que datan de los siglos XII y XIII, así como de la época bajomedieval cristiana.

En el año 1397, la heredad de la Torre de María Martín ya existía, siendo propiedad de los herederos de Sancho Díaz de Torres, Adelantado de Cazorla. En esos tiempos, la heredad posiblemente constaba solo de la torre y las tierras circundantes, trabajadas por labradores de aldeas cercanas como Fuente del Rey o Cazalilla.

Para el año 1401, ya se menciona la existencia de un cortijo en la zona, que contaba con su propia dehesa boyal. Miembros del cabildo giennense visitaron la propiedad para revisar sus límites, marcando el inicio de un periodo en el que la Torre de María Martín se convertiría en un punto de referencia esencial.

En 1410, la dehesa boyal fue nuevamente objeto de visita por parte del Concejo de Jaén para un control detallado. Se descubrió que había sido aumentada ilegalmente, señalando la importancia creciente de esta propiedad.

En 1414, Pedro Díaz de Torres, alcaide de Torredonjimeno, adquirió la mitad del donadío al Convento de San Francisco de Jaén, un legado originalmente de Catalina Fernández. Posteriormente, en 1420, Pedro Díaz realizó otra compra de tierras en la Torre de María Martín, consolidando así su conexión con esta histórica tierra.

En el inventario de bienes de Alonso Cano, fallecido en 1517, la Torre de María Martín es mencionada como un «cortijo e tierras». Dos casas con techos de paja, ubicadas en la zona que hoy ocupa la cortijada, resaltan en la descripción, revelando la evolución de la propiedad y la creación de un asentamiento en sus alrededores.

La Torre de María Martín en Cazalilla es más que una estructura histórica; es un testamento tangible de las diferentes épocas que han dejado su marca en esta región. Al explorar sus terrenos y aprender sobre su rica historia, los visitantes pueden conectar con el pasado y apreciar la importancia de este sitio a lo largo de los siglos.

La Casa de la Carrillera

Casa de la Carrillera: Testigo Centenario de la Historia de Cazalilla

La Casa de la Carrillera, también conocida como la Casa Grande, se erige imponente como la edificación más antigua y grande de Cazalilla, una reliquia arquitectónica que data del año 1760. Este magnífico monumento no solo es una estructura monumental, sino que encierra en sus muros los secretos y las historias de siglos pasados.

Construida en el siglo XVII, la Casa de la Carrillera desempeñó roles vitales en la vida del pueblo. En sus días antiguos, sirvió como morada de la Carrillera y como pósito, un lugar crucial donde se almacenaban alimentos para ser distribuidos durante los períodos de escasez y sequía, mostrando así su importancia en la sustentabilidad del pueblo.

La Casa de la Carrillera, aunque majestuosa, también ha sido objeto de intrigas históricas. En un tiempo, se especulaba que este lugar fue sede de la Inquisición, evidenciado por un escudo en su fachada. Sin embargo, investigaciones posteriores revelaron que el Tribunal de la Inquisición tenía su ubicación en otro edificio, y la Casa de la Carrillera albergaba solo a un miembro de dicho tribunal. Estos descubrimientos adicionales añaden capas de misterio a la rica historia de esta casa.

Un detalle fascinante es la red de túneles subterráneos que conectan la Casa de la Carrillera con otras edificaciones antiguas del pueblo y la Iglesia. Estos túneles, que se extienden desde los pozos de estas estructuras, conducen hacia las afueras del pueblo. Esta red subterránea ha sido objeto de especulación y susurros de historias ocultas, añadiendo un toque de intriga al legado de la Casa de la Carrillera.

PARQUES

En el corazón de Cazalilla, donde la historia se entrelaza con la belleza natural, se encuentran encantadores parques que ofrecen un refugio sereno para quienes buscan sumergirse en el cálido abrazo del clima mediterráneo. Estos espacios verdes no solo son lugares de esparcimiento, sino auténticos oasis que te invitan a desconectar, relajarte y conectar con la exuberancia de la naturaleza.

Cazalilla, bañada por el sol durante la mayor parte del año, ha sabido capitalizar su clima privilegiado creando áreas de recreo y zonas verdes.

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